Una
de mis amigas confesó, en medio del juego, que fantaseaba con un trío
con dos hombres. Sonreí discretamente y no dije nada. Otra, entonces,
sin esperar a que nadie le preguntara, dijo que se le antojaba con un
hombre y una mujer; así podía tener de todo. Volví a sonreír sin decir
nada y Jimena, pudo convertirse en el centro de atención de todos los
hombres por el resto de la noche. "¡Eso de las dobles vidas!" pensé y
luego, mientras en silencio observaba cómo mis amigos sueñan con quien
sueñe y pasan de largo a quien en lugar de soñar, hace, decidí que lo
más erótico no era tener una orgía con dos hombres, con dos mujeres, con
dos parejas, o con todas las posibles combinaciones. Me excita más que
nada, saber, lo que los demás no saben. A sus casi treinta años, mis
amigos, hacen reuniones para jugar a la botella y decirse los secretos
que se mueren de ganas de presumir pero que no se atreven a hacerlo a la
luz de una taza de café. Dejaron de preguntarme a mí, hace mucho
tiempo. Se rindieron ante mi silencio y suponen que no hay nada
interesante en mi historia privada, así que disimulan con cualquier
pretexto para evitar respuestas como: "Sólo he hecho el amor con un
hombre en mi vida"o "No creo que tenga ningún sentido ir a un hotel de
paso, si tengo una casa donde pasar la noche". Terminó la noche para
casi todos, y casi todos se fueron a sus casas a fantasear los unos con
las otras y viceversa. Antes de ir a dormir, decidí que era buena idea
ir a meterme a uno de los cuartos oscuros clandestinos que hay en la
ciudad. Ahí tuve varios hombres, y varias mujeres, y después pude dormir
plácidamente. (Imagen: Achille Devéria
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