Decido
conciliar el sueño, apago la electricidad, desnudo mi feminidad, juego a
la pasión y tras la intensidad de placer, siento la calma de una noche
de verano; Cambia mi pensamiento y de forma sigilosa, decido vestirme y
salir de casa a escondidas, como si de un abandono infiel se tratase…
Mis pasos
incesantes bordean las calles de este barrio de anciana vitalidad,
llevándome a una tienda abierta a altas horas de la madrugada.
Mi cuerpo
se adentra, y en el pasillo de la entrada, cruza la mirada con un
muchacho de ojos verdes que clavan su deseo en mí, continúo,
deteniéndome frente al departamento de gominolas de colores, que me
permiten observarle con escasa visión mediante el rabillo del ojo; Aquel
muchacho de camisa a cuadros y pantalones grunges, elige situarse
frente a la sección de profilácticos y geles aromáticos corporales,
mientras avanzo y selecciono el título de una lectura de Norah Jones ”
Al rojo vivo”…lo ojeo, le visualizo…
El
muchacho gira la cabeza hacia la derecha, fijando su excitante mirada en
mí, me recorre de arriba a abajo con gran seriedad, puedo imaginar,
sentir su tacto, mientras coge un paquete de preservativos, sugiriéndome
tras un gesto firme y masculino, que le acompañe.
Camina
hacia mí sin un abrir y cerrar de ojos, me traspasa y se detiene para
hacer el pago.Yo, escojo la sección de ropa interior, invitándole con mi
sucia mirada a una noche de placer.Su verdoso espejo decorado con un
piercing, enseguida realiza la compra y sale del local…
!Cuál es mi sorpresa que al dejar la
puerta de salida, su profunda mirada está allí esperándome para
desnudarme, ofrecerme una hoguera de caricias, una ardiente luna donde
el placer será el canto del amanecer…!
La
conexión sexual que nos atrapa, humedece mi entrepierna conduciéndome
hacia la sensualidad,la provocación, el deseo…la incontrolable
infidelidad…
Ahora, puedo decir que… he pecado…
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