¿Qué
es lo que impulsa a una chica de su status, de su prestancia, a tomar esa iniciativa?
¿Qué motivos influyeron?...
¿Por qué esa
decisión?...la verdad es que Madeleine no tenía respuesta para esos
interrogantes, el hecho es que cuando algo se le ponía en su cabeza, estaba
decidida y ya no iba a parar hasta
hacerlo.
La cita era para las 4 de la tarde, llegaba con tiempo al lugar, era una zona de los suburbios.
Un
barrio donde no acostumbraba a estar, debía ir con cuidado que no la reconociese
ninguna de sus amistades.
Aprovechó que iba con tiempo para entrar a un
gran bazar, se perdió entre los pasillos mientras miraba gran cantidad de
objetos, y, de entre ellos uno que le llamó la atención, una llamativa máscara
con plumas de color granate, le gustó...siempre le habían dado morbo esas
cosas, Venecia en carnaval… las máscaras, el anonimato....
Se
dirigió al sitio convenido, una estrecha escalera que llevaba hasta una primera
planta, flanqueó la puerta y un fornido
negro la saludo como esperándola. La
dirigió hacia una pequeña sala en la que se oía música de fondo y enseguida se presentó la
persona con la que había contactado.
Comenzó
a explicarle un poco los detalles de la sesión, se trataba de hacer unas fotos
algo ligeras de ropa… sensuales, algo
que quería hacerle de regalo sorpresa a
su marido. Le gustó mucho la idea de lo que le había explicado. Ya le excitaba
la sola idea de ver la reacción de su hombre cuando viera esas fotografías.
La
indicaron una sala con poca luz donde
poder cambiarse y ponerse la poca ropa que traía y comenzar hacer la sesión de
fotos. Se colocó su ropa interior y una transparente gasa negra que dejaba
entrever sus pezones....entró el fotógrafo un hombre de unos 50 años, de
aspecto no muy agradable, desaliñado, Se saludaron y le dio algunas
indicaciones para que ella posara con
más libertad y lograra el efecto deseado de aquella sesión....se sintió muy
cómoda, el hecho de que el hombre fuese feo la ayudó a relajarse y mostrarse en
posiciones que no había pensado que hiciese, ese hombre la sabía llevar y ella
se desinhibió...por un momento le pareció que incluso le estaba excitando por
la voluminosidad de los pantalones en ese sitio en concreto. Fue más de dos hora
en que transcurrió sin más novedades, que un cambio más de ropa.
Una
vez terminada la sesión, el fotógrafo se despidió correctamente y ella se quedó
para volverse a vestir.
Se quedó sola en la habitación, le dieron ganas de tocarse un poco...esa sesión
la había excitado y más le excitaría saber que su marido disfrutaría de esas
fotos, y, que posiblemente las enseñaría a sus compañeros de trabajo,
diciéndoles mira qué buena está mi mujer...seguramente, alguno de ellos,
terminaría en su casa masturbándose pensando en lo buena que estaba la mujer de
su jefe....justo empezaba a calentarse pensando en esa situación, cuando
llamaron a la puerta. Su reacción instintiva fue colocarse el antifaz, no sabía
quién podía ser y que la reconociesen, como nadie respondió, entró el chico que
limpiaba las habitaciones de fotografía.....ella estaba sentada, aguantando el
antifaz con una mano y casi desnuda de cintura para arriba...el chico primero se
asustó entre sorprendido y admirando esos senos que para ser una madurita no
estaban nada mal...
-Disculpe,
no sabía que.....
-
No te preocupes ya me marchaba....
El
chico llevaba un pantalón apretado y ella notó que su presencia le provocaba
ciertos cambios físicos.
No
hubieron más palabras, en cuanto él se acercó por donde estaba Madeleine está
lo miró a los ojos, y sin decir palabra le acarició esa prominencia por encima
del pantalón, llevaba el antifaz puesto aún y eso la excitaba y la incitaba a
comportarse de esa manera compulsiva....empezó a acariciar ese supuesto miembro.
Hasta que no aguantó más, desabrochó los pantalones y apareció una verga
bastante aceptable como hacía tiempo que no veía.....desapareció dentro de su
boca, entre mamadas, besos y lametones.
Estaba
claro que ese chico se acordaría de la mujer del antifaz...cuanto más se la
chupaba, más se excitaba, hasta el punto de no poder parar sabía que el muchacho
se le vendría en pocos momentos pero no paró, siguió, siguió, siguió…Hasta que
notó la excitación en el glande y como una avalancha de leche se mezclaba con
su saliva. Se sintió muy puta...y, a la vez muy feliz.
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