Mi alma viaja por el cosmos de los sueños

quiere sentir el sabor de sus besos, la suavidad de su piel,
el calor que desprende su cuerpo.
Mi boca ansia besar sus pechos
y probar el néctar que produce se sexo.
Mi alma busca por confines etéreos y por fin la encuentra
en una nube que arrastra el viento,
su pelo negro me acaricia, me atrapa y me traslada hacia ella
sus brazos me abrazan y acarician mi espalda desnuda,
sus labios beben de los míos gotas de miel
mientras las yemas de mis dedos
recorren suavemente su cuerpo,
nuestra piel se funde bajo la mirada atenta de un sin fin de
arcoiris de colores brillantes,
nuestros corazones se asoman por nuestros pechos, se abrazan,
se besan y laten a un mismo compás,
y abandonan nuestros cuerpos
Somos dos... somos uno.
Volamos las estrellas envidiosas de nuestro amor,
nos amamos, nos deseamos y nos volvemos a amar.
Nuestros cuerpos, adictos a la lujuria, siguen poseídos
por el deseo y el placer,
navegando por praderas de pétalos de rosas
que nos tocan con caricias de terciopelo.
Nos detenemos en la luna, cálida bola de algodón
que acoge nuestros cuerpos sudorosos,
empapa las gotas que pueblan nuestra piel y nos refresca con
una fresca brisa que nos hace besarnos con avidez...
Una luz cegadora incide en mis ojos,
duele.
Cierro los ojos y mi amante se hace humo,
se escapa entre mis dedos, intento inspirar fuertemente
para retenerla dentro de mi. Despierto.
Somos dos... soy uno
Quizás mi cuerpo no la posea nunca pero...
en mis sueños...
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