Durante un incendio en un piso de Londres el grupo de médicos y enfermeras que acudieron al lugar, luego de buscar a personas y no encontrar afortunadamente a nadie, se dieron cuenta que un gato estaba en el suelo de una habitación agonizando. Rápidamente, y con mucho cuidado porque no sabían que hacer (no eran veterinarios) le pusieron un aparato que se utiliza para niños neonatos para administrarle oxígeno. El gato había respirado mucho humo y al principio estaba muy mal, respirando muy de seguido. El oxígeno le salvó.
Posteriormente se pusieron en contacto con el hospital más cercano y llevaron al gato a una clínica veterinaria donde el gato al parecer se salvó.
La historia completa puede verse en esta dirección: historia del gato en incendio.
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