HOMENAJE

Percibida con deleite, la carne humana es laxa, suave, húmeda, elástica, afelpada y aromática; como la tierra recién acariciada por la lluvia y es que la soledad también puede ser una llama que prende incluso mojada…

Rociado sendero por donde transita el perverso ardor que sienten mis entrañas, una confesión apresurada, sin muchas concesiones a un ritmo sereno de poesía en el que perdura el olor de los sueños que me despiertan de madrugada.

Sigue en mi mente tu efigie, la piel permanece erizada.